domingo, 4 de noviembre de 2012

Cristal quebrado

Glassman se quejaba amargamente por lo que él consideraba su forzada decadencia. Era una protesta recurrente que adquiría cada vez más fuerza según Augusto Mendoza continuaba su trabajo. Intentaba justificarse mientras sus dedos volaban sobre la vieja Olivetti.

–Es inevitable –argumentaba Augusto–. Debemos evolucionar. Sé que es duro para ti, pero tu metamorfosis es inapelable.

–Tuve que esforzarme al máximo para ganarme un puesto en el mundo de los súper héroes – continuó. Era inútil intentar dialogar con él, ni siquiera le estaba escuchando–. A día de hoy, la ciudad de Toggam no sería la misma sin mí, soy una pieza fundamental en la lucha por la justicia.

–Sabes que nuestros seguidores no opinan igual. Ayer mismo estuve en una reunión en la que tuve que soportar números de ventas decadentes durante una hora. Créeme, no fue fácil.

– ¿Qué importa eso? Formábamos un gran equipo y me traicionas por un puñado de euros, es insultante. Me has abocado a una vejez prematura.

Frenó momentáneamente su incesante tecleo. Conocía esta conversación y sabía que era el momento de hacer memoria. Viejos días de gloria que, inevitablemente, no volverían.

–Los villanos huían despavoridos con sólo oír mi nombre. Mi valentía, mi empuje, mi sed de venganza. Era uno de los grandes. Y ahora… –irremediablemente, la habitual segunda parte de su discurso– poderes erráticos, tentaciones malignas, desequilibrio emocional, aspecto descuidado, desorientación mental. ¡Así no se puede luchar contra el crimen!

Cuando Augusto ya daba por finalizada su acostumbrada pataleta, Glassman continuó, más determinado que nunca.

–Lo he decidido, Augusto. No quiero seguir así. He venido a pedirte que me mates.

Augusto quedó atónito. Ante el silencio de su compañero y artífice de batallas, prosiguió.

–Me gustaría morir conservando la poca dignidad que me queda. No quiero ser testigo mudo de mi propio declive. Te lo suplico, mátame, Augusto.

Le costó un tiempo resolver su lucha interna por mantener vivo a Glassman. Pero terminó por llegar a la conclusión de que éste tenía razón. Lo haría, lo mataría cuanto antes. Quizá todavía pudiera darle una muerte que le hiciera salir por la puerta grande. Decidido, la siguiente sería su última publicación.

1 comentario:

  1. pero que no sea tu última publicación eh! Que queremos leer más!!!!

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