domingo, 5 de agosto de 2018

S punto O punto S punto

Día 30 después del naufragio.

Atrapo un pescado y lo abro en canal.

Lo que no cuentan las películas es de dónde coño sacan los náufragos botella, boli y papel. Porque, cosas de la vida, cuando el mar me dio un vuelco, no estaba pensando en material de oficina, y en esta isla desierta y minúscula nadie pensó en un estanco.

Lo abro en canal con una piedra afilada. Que tampoco pensé en el cuchillo.

¿Sabéis cuánta sangre tiene un pescado? Poca, poquísima. La mezclo con agua y dejo que absorba la sal. Poco agua, poca tinta. Demasiada y se diluye tanto que no hay quien lo lea. Y como no soy muy diestro cazando pescados, da la tinta para una letra o un par. La escuela de negocios no dedicó muchas horas a la pesca con palo.

Botella sí que hay. De cristal no, pero ¿de plástico? Para aburrir.

Escribo en el dorso de una etiqueta Fontvella. Con otro palo, que el lápiz del 4 no está disponible.

"S. Punto."

La enrollo, se pega, la encajo y al mar. Durante horas, la observo vagar en el agua. Las dos primeras letras ya habrán llegado. Mensaje completo. Me siento a esperar.

Día 100 después del naufragio.

Aterriza en la orilla un frasco de cristal, marca Brummel. Estoy salvado. Emocionado, desenrollo la carta.

"Mensaje de socorro recibido. Stop.
Lamentablemente somos ya demasiados. Stop.
Rogamos no tire más plástico al mar.
Full Stop."